El proceso de adaptación al jardín
Ya comenzó
el jardín, ya pasó ese momento de euforia inicial, de preparar uniformes y
útiles. Ahora nos toca enfrentarnos con la realidad de
esas emociones que nos afloran a niños y padres en estos primeros días, incluso
semanas de adaptación al colegio. Irse
del jardín dejando al niño llorando y llorar nosotros de culpa al salir no es
la única opción que tenemos.
Tengamos en
cuenta que hay niños a los que les cuesta el proceso los primeros días o
semanas y luego se adaptan y otros que parecen adaptarse rápidamente pero luego
de uno o varios días comienzan a angustiarse.
Otro caso es el de los papás o mamás, los cuales si su hijo no se adapta
al ritmo que se solicita en el jardín o en el tiempo y forma en que lo hace la
mayoría, pueden sentirse evaluados o juzgados como padres y por este motivo
transmiten, sin querer, más ansiedad al niño.
Así se hace una bola de nieve en la cuál a mayor ansiedad de los padres,
mayor es la ansiedad o angustia en los hijos y más difícil el proceso de
adaptación para esa familia.
En todo
caso, cada situación es diferente y amerita diversos acercamientos y la
flexibilidad necesaria para cada caso.
Es normal
que los niños deseen estar cerca de sus cuidadores más cercanos. Hagamos un repaso sobre la teoría del apego
para entender el tema en profundidad.
John Bowlby
desarrolló una teoría actitudinal desde la etología. La etología estudia el
comportamiento comparado entre el hombre y el animal. Bowlby con su teoría
explica por qué los seres humanos tienden a construir lazos fuertes,
selectivos, duraderos y cómo la disrupción o amenazas de disrupción de dichos
lazos pueden ocasionar dolorosas emociones, ulteriormente psicopatológicas.
La teoría
del apego enuncia la propensión de los seres humanos a establecer fuertes lazos
afectivos hacia otros. La conducta de apego es cualquier forma de conducta que
tiene como resultado el logro o la conservación de la proximidad con otro
individuo claramente identificado al que se considera mejor capacitado para
enfrentarse al mundo.
El apego en
la relación madre-hijo supone que si la madre está capacitada para
proporcionarle a su hijo la posibilidad de desarrollar un apego seguro con
respecto a ella, el niño tendrá una base segura, esto dará como resultado la
seguridad que puede explorar el mundo sabiendo que tiene en su madre un lugar
seguro y de contención emocional al cual volver si se siente amenazado.
Saber que
la figura de apego es accesible y sensible le da a la persona un fuerte y
penetrante sentimiento de seguridad y la alienta a continuar y valorar la
relación.
Bowlby
enuncia que la conducta de apego es obvia en la primera infancia, pero puede
observarse a lo largo de toda la vida de una persona, sobre todo en situaciones
de emergencia. La función biológica que se le atribuye a esta conducta es la de
protección.
El
desarrollo de la conducta de apego, que tiene como objetivo la conservación de
la proximidad o de accesibilidad a la figura materna, exige que el niño haya
desarrollado la capacidad cognitiva de conservar a su madre en la mente cuando
ella no está presente; esta capacidad le permite al niño soportar la ausencia
de su madre y reconocerla cuando regresa.
Se
establecen según la relación de la madre con su bebé diferentes pautas de
apego, estas pautas están influidas por el modo en que los padres tratan al
niño:
Apego
seguro: Es aquel en
el que el niño confía en que sus padres serán accesibles, sensibles y
colaboradores con él si se encuentra en una situación atemorizante. Teniendo
esta seguridad el niño se atreve a hacer sus exploraciones del mundo.
Apego
ansioso resistente:
Es aquella conducta que expresa un niño inseguro de si su madre o progenitor
será accesible o sensible, o si lo ayudará cuando lo necesite. Esta pauta es
favorecida cuando el progenitor se muestra accesible en algunas ocasiones y en
otras no, también se da por las separaciones y por las amenazas de abandono
utilizadas como control.
Apego
ansioso elusivo: El
niño no confía en que cuando busque cuidados recibirá respuesta, sino por lo
contrario espera ser desairado, así intenta volverse emocionalmente
autosuficiente. Esta pauta es el resultado del constante rechazo de la madre
cuando el niño se acerca a ella en busca de consuelo y protección.
Estas primeras interacciones son las que van a
servir de basamento para todas las posteriores interacciones del niño con la
sociedad, son las que van a determinar en el niño una particular manera de
relacionarse.
A partir
del estudio de estas relaciones madre- hijo se podrá establecer el curso
probable de las relaciones interpersonales, ya que son estas relaciones
primarias las que influyen en el curso de las futuras relaciones, el niño en
este período está aprendiendo lo que ha de esperar de otro ser humano, cómo
tratar con él y cómo ser a su respecto.
Entendiendo
esto, es fácil darnos cuenta que no es lo mismo la adaptación al jardín de un
nene de 1 año que la de un nene de 3 o 5 años.
Si el niño ha podido obtener de su madre todo aquello que necesitó en
los momentos esperados es probable que pueda jugar y separarse gradualmente de
ella sin mayores inconvenientes; sabiendo que mamá aunque se aleje, siempre
volverá. Pero este proceso lo puede
lograr con más facilidad un niño de 3 años en adelante, siempre y cuando esa
figura materna haya estado para ese niño cuando fue requerida, caso contrario
se presentarán dificultades como aprendimos más arriba.
Cuando se trata de niños más pequeños, el
chiquito tendrá que buscar nuevas figuras de apego seguro en sus maestras. De ahí la importancia de que sean varias
maestras las que se ocupen de los niños más pequeños, ya que cuanto más chico
es el niño, más importante es que se responda en el corto tiempo a sus
necesidades. El stress de un niño que
llora sin ser atendido con rapidez es mayor cuánto más pequeño sea, ya que a
medida que el niño crece comienza a aprender a esperar (su turno en los juegos
y comidas, que lo atiendan, que vuelva su mamá, etc.). Siempre y cuando el apego temprano haya sido
fuerte.
Para poder
ser independientes, primero tenemos que ser absolutamente dependientes (como
nacemos) y que nuestras necesidades hayan sido satisfechas en su debido tiempo.
Además cada chico tiene sus procesos y tiempos
y es muy importante respetarlos. Muchos
jardines tienen períodos de adaptación rígidos que no toman en cuenta la
individualidad de cada niño y de cada familia.
En estos
casos podrían ayudarte estas claves:
Tips
para manejarse con el colegio
·
Lo
ideal es que antes de anotar a tu hijo en un jardín, converses con las
autoridades respecto al proceso de adaptación, tiempos, posibilidades de los
padres de acompañar al hijo, rigidez o flexibilidad al respecto.
·
Si
ya está asistiendo y notas que el proceso de adaptación es rígido prueba
reuniéndote con la maestra o personal de dirección y exponiendo los motivos por
los cuales preferirías acompañar más tiempo a tu hijo en su proceso.
·
Proporciona
material impreso sobre apego a las maestras y directores.
Por otro
lado, en relación a tu hijo:
Tips
para ayudar a tu chiquito en la adaptación
·
Habla
con él antes de comenzar las clases, cuéntale qué cosas van a cambiar en su
vida, cómo es su nuevo jardín, llévalo a conocerlo si es su primera
experiencia. Si ya ha concurrido
aclárale que tendrá nuevas maestras, nueva sala, nuevas actividades. Usa para todo esto lenguaje adecuado a su
edad. Utiliza frases cortas y
claras. No des toda la información
junta. Busca el momento.
·
Cada
noche recuérdale que al día siguiente irán al jardín y hazle un breve resumen
de lo que irá a pasar allá “vamos a ir caminando juntos, mamá te va a dejar en
la salita, vas a encontrarte con la maestra “Pepita” y tus compañeritos, van a
jugar a… van a tomar la merienda, cantar etc.” Todo en lenguaje claro y tono
ameno. Registra si no estás
transmitiendo tus propias inseguridades al hacerlo.
·
Ten
en cuenta que si tu hijo va a pasar menos tiempo contigo en su jornada escolar,
va a querer compartir calidad de tiempo cuando vuelvan a reunirse y puede ser
que esté más demandante. Sé paciente y
comprensivo. Dale mucho amor, los chicos
no suelen equivocarse en sus requerimientos.
Si pide más es porque te necesita más.
No importa si pide caramelos, juguetes o un cuento. Está pidiendo tu presencia. Tú evalúas qué le vas a dar.
Tips para la ansiedad que experimentan los padres frente a la
separación:
·
Si
el niño es un bebé y tu ansiedad y la de él son elevadas al dejarlo, reevalúa
la verdadera necesidad de una separación temprana y evalúa otras opciones en
caso de ser posible.
·
Evalúa
cuánta ansiedad te genera alejarte de tu pequeño. Tomar conciencia de ello, te ayudará a buscar
maneras de canalizarla
·
Analiza
si las “dificultades” de adaptación de tu hijo están vinculadas a tu propia
ansiedad. Tal vez sin querer le estás
transmitiendo tus angustias, miedos e inseguridades.
·
Busca
maneras de canalizar tu ansiedad de forma saludable: caminar, hacer deporte, meditar, hacer
yoga.
·
Enfócate
en cómo cambiará tu vida mientras tu hijo está en el jardín, reencontrándote
con tus actividades, trabajo, etc.
·
Busca
grupos de apoyo a padres en dónde te vincularás con personas que están pasando
por tus mismas experiencias y son asesoradas y guiadas por profesionales
especializados.
El proceso
de adaptación es un momento especial y fuerte, tanto para los padres como para
los hijos. Llénate de paciencia con tu
chiquito y con tu propio proceso. Todo
se irá acomodando si se hace desde el amor y el respeto por los ritmos de cada
uno, tanto en casa como en el jardín.
Lic. Valeria Wesler
Psicóloga y orientadora en crianza respetuosa
Impecable!
ResponderEliminarLlego a mis ojos en el momento que mas lo necesitaba! Que fuerte puede llegar a ser esta etapa, me vinieron muy bien muchos de los consejos y sobre todo saber que hay muchas pasando por lo mismo.
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